viernes, 9 de noviembre de 2018

Formaban un campamento en el centro del cauce

«El cauce del Turia estaba, como siempre, casi seco. Algunas vetas de agua, escapadas de los azudes y presas que refrescan la vega, serpenteaban, formando curvas e islas en un suelo polvoriento, ardoroso, desigual, que más parecía de desierto africano que lecho de un río. 

A tales horas estaba todo él blanco de sol, sin la menor mancha de sombra. 

Los carros de los labriegos, con sus toldos claros, formaban un campamento en el centro del cauce, y a lo largo de la ribera, puestas en fila, estaban las bestias a la venta: mulas negras y coceadoras, con rojos caparazones y ancas brillantes, agitadas por nerviosa inquietud; caballos de labor, fuertes, pero tristes, cual siervos condenados a eterna fatiga, mirando con sus ojos vidriosos a todos los que pasaban, como si adivinasen al nuevo tirano, y pequeñas y vivarachas jacas, hiriendo el polvo con sus cascos, tirando del ronzal que las mantenía atadas al muro».

La barraca

Vicente Blasco Ibáñez


Mercado de caballerías

La Semana Gráfica. 2 de abril de 1927

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