«En cambio, su criada era poco sensible a la galantería callejera. Acogíala con un gesto de rústico desprecio, un fruncimiento de labios desdeñoso: algo que mostrase la indignación de una castidad hasta la rudeza, la insolencia de una virtud salvaje».
Arroz y tartana
Vicente Blasco Ibáñez
Plaza del Mercado
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