sábado, 13 de octubre de 2018

Condenada al agua de los pozos y al líquido bermejo y fangoso que corría por las acequias

«La Fuente de la Reina era el orgullo de toda aquella parte de la huerta, condenada al agua de los pozos y al líquido bermejo y fangoso que corría por las acequias. 

Estaba frente a una alquería abandonada, y era cosa antigua y de mucho mérito, al decir de los más sabios de la huerta: obra de los moros, según Pimentó; monumento de la época en que los apóstoles iban bautizando pillos por el mundo, según declaraba con majestad de oráculo el tío Tomba. 

Al atardecer avanzaban por los caminos, orlados de álamos con inquieto follaje de plata, grupos de muchachas que llevaban su cántaro inmóvil y derecho sobre su cabeza, recordando con su rítmico paso y su figura esbelta a las canéforas griegas. 

Este desfile daba a la huerta valenciana algo de sabor bíblico. Recordaba la poesía árabe cantando a la mujer junto a la fuente con el cántaro a sus pies, uniendo en un solo cuadro las dos pasiones más vehementes del oriental: la belleza y el agua».

La barraca

Vicente Blasco Ibáñez



Puente moro sobre la acequia de Vera. La Iglesia de Vera (Malvarrosa) al fondo

http://lamalva-rosaenblancinegre.blogspot.com/

No hay comentarios:

Publicar un comentario