viernes, 5 de octubre de 2018

Pero más feas se encontraban a docenas en la huerta

«Ella no era gran cosa, lo reconocía; pero más feas se encontraban a docenas en la huerta. Y sin saber por qué, se deleitaba contemplando sus ojos de un verde claro; las mejillas moteadas de esas pecas que el sol hace surgir de la piel tostada; el pelo rubio blanquecino, con la finura fláccida de la seda; la naricita de alas palpitantes cobijando una boca sombreada por el vello de un fruto sazonado, y que al entreabrirse mostraba una dentadura fuerte e igual, de blancura de leche, cuyo brillo parecía iluminar su rostro: una dentadura de pobre».

La barraca

Vicente Blasco Ibañez


Valenciana con peineta

Francisco Pons Arnau

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