domingo, 7 de octubre de 2018

Roseta se peinaba con calma, para deshacer a continuación su obra

«Su madre tuvo que aguardar. En vano la pobre mujer le dió prisa, revolviéndose impaciente en la barraca, como espoleada por la campana que sonaba a lo lejos. Iban a perder la misa. Mientras tanto, Roseta se peinaba con calma, para deshacer a continuación su obra, poco satisfecha de ella. Luego se arreglaba la mantilla con tirones de enfado, no encontrándola nunca de su gusto».

La barraca

Vicente Blasco Ibáñez


Retrato de valenciana

Julio Peris Brell

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