«La abundancia y la falta de cuidados la rejuvenecieron. Engordaba dentro de su barca con cierto lustre de carnicera ahita; siempre a cubierto del sol y la humedad, no tenía el color seco y tostado de las que esperaban en la orilla de la playa, y se presentaba tras el mostrador luciendo sobre la voluminosa pechuga una colección interminable de pañuelos de tomate y huevo , complicados arabescos rojos y amarillos tejidos en la sólida seda».
Flor de mayo
Vicente Blasco Ibáñez
Pescaderas en la Playa del Cabañal
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