«Y fortalecido por tan consoladoras advertencias, el pobre chico entró en la ciudad, buscando los callejones más solitarios y tortuosos, mirando con codicia los humeantes rastros que dejaban los caballos sobre los adoquines, sin atreverse a meter en su espuerta tales riquezas por miedo de agacharse y sentir en el hombro la mano de un sayón con quepis.
Aquello forzosamente había de acabar mal».
El femater
Cuentos valencianos
Vicente Blasco Ibáñez
Puente y Torres de Serranos en 1892
Tranvía a Tavernes Blanques
http://torresdevalencia.blogspot.com/2010/01/
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