«Y las vecinas del barrio que comentaban tales noticias, al pasar por la acequia del Gas acercábanse a los tinglados de los calafates para contemplar con cierta envidia al Retor que, mascullando el cigarro, se estaba el día entero vigilando a los carpinteros que aserraban y cortaban maderos amarillos, frescos y jugosos, unos rectos y fuertes, otros encorvados y finos, para la nueva embarcación.
La faena se hacía con calma. Nada de precipitaciones ni de errores; no había prisa. Lo único que deseaba Pascualo es que su barca fuese la mejor del Cabañal».
Flor de mayo
Vicente Blasco Ibáñez
Astillero en la playa del Cabañal
No hay comentarios:
Publicar un comentario