«Y por entre esta población improvisada, que se desvanecía como humo con las primeras borrascas del otoño, pasaban los tranvías y ferrocarriles pitando antes de aplastar; corrían las tartanas desplegando como banderas de alegre locura sus rojas cortinillas, y hormigueaba la gente hasta bien entrada la noche, con zumbido de avispero, en el que se confundían los gritos de las galleteras, el lamento de los organillos, el puntear de las guitarras, el repiqueteo de castañuelas y el agrio ganguear de los acordeones, a cuyo son bailaban los de tufos y blusa blanca, gente apreciable que, después de tomar un baño interno, y no de agua, volvía a Valencia dispuesta a andar a navajazos o a dar dos bofetadas al primer municipal».
Flor de mayo
Vicente Blasco Ibáñez
Balneario "Las Arenas"
Playa de Levante. Canyamelar
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