«En la puerta de la taberna cosían dos mujeres. Más allá alzábase una choza de paja, donde estaba el peso de la Comunidad de Catarroja. Una mujer con una balanza formada por dos espuertas pesaba las anguilas y tencas que desembarcaban los pescadores, y terminado el peso, arrojaba una anguila en una gran cesta que conservaba a su lado. Era el tributo voluntario de la gente de Catarroja. El producto de esta sisa servía para costear la fiesta de su patrón San Pedro. Algunos carros cargados de arroz se alejaban, chirriando, con dirección a los grandes molinos».
Cañas y barro
Vicente Blasco Ibáñez
Molino de arroz en Guillem de Castro
Valencia en blanco y negro
Editorial Tívoli
Subida por Alberto Alos ♰ a VAHG
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