«Cada uno tiene sus diversiones. Él no encontraba mejor placer que contemplar la hermosura de la Albufera. Otros adoraban el dinero, y él lloraba algunas veces admirando una puesta de sol, sus fuegos descompuestos por la humedad del aire, aquella hora del crepúsculo, que era en el lago más misteriosa y bella que tierra adentro. La hermosura del paisaje se le metía en el alma, y si la contemplaba al través de varios vasos de vino suspiraba de ternura como un chiquillo».
Cañas y barro
Vicente Blasco Ibáñez
Pescando en La Albufera
Francesc Jarque
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