lunes, 5 de agosto de 2024

Por donde pasaban a la vela las embarcaciones

«A un lado del canal estaban amarradas centenares de barcas: toda la flota de los pescadores de Catarroja, odiados por el tío Paloma. Eran ataúdes negros, de diversos tamaños y madera carcomida. Los barquitos pequeños, llamados zapatos, sacaban fuera del agua sus agudas puntas, y las grandes barcazas, los laúdes, capaces de cargar cien sacos de arroz, hundían en la vegetación acuática sus anchos vientres, formando sobre el horizonte un bosque de mástiles burdos, sin desbastar y de punta roma, adornados con cordajes de esparto.

Entre esta flota y la ribera opuesta sólo quedaba libre un estrecho espacio, por donde pasaban a la vela las embarcaciones, distribuyendo con su proa golpes estremecedores y violentos encontronazos a las barcas amarradas».

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez



La Albufera

Cortesía de José Navarro Escrich

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