«Y el honradote Retor, incapaz de faltar a lo que le previniese el alguacil del pueblo o el cabo de mar, reíase como un bendito al pensar en aquel alijo de tabaco que hacía tiempo le danzaba en la cabeza, y le parecía ver ya sobre la arena los fardos de lona embreada. Como buen hijo de la costa, recordando las hazañas de sus mayores, consideraba el contrabando como la profesión más natural y honrada para un hombre aburrido de la pesca».
Flor de mayo
Vicente Blasco Ibáñez
Esperando la llegada de las barcas del bou
?
No hay comentarios:
Publicar un comentario