jueves, 1 de agosto de 2019

O las de los guardias de Consumos sentados ante sus garitas

«Ya no creía en su madre. La fe se había rasgado en él como una virginidad irreparable. Le nacía daño el canto infantil, y para no llorar salió rápidamente del paseo, siguiendo el pretil del río.

Caminando junto a la carretera polvorienta, sin ver otras caras que las de los carreteros que marchaban perezosamente tras sus vehículos, o las de los guardias de Consumos sentados ante sus garitas, Juanito se encontraba mejor. No tenía miedo, como el poeta, a encontrarse con su dolor a solas, y caminaba por aquel lugar poco frecuentado, saboreando con gozo cruel el hondo pesar que, de vez en cuando, estallaba en ruidosos suspiros».

Arroz y Tartana

Vicente Blasco Ibáñez


Puente de Serranos, a la derecha el fielato

https://valenciablancoynegro.blogspot.com/2015/02/al-mercado.html

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