sábado, 3 de agosto de 2019

Cuando Rosario necesitaba desahogo y consuelo, iba a la playa. Vídeo

«Cuando Rosario, roja de indignación y con los ojos llorosos, necesitaba desahogo y consuelo, iba a la playa, a la barcaza-taberna, que adquiría un color sombrío y parecía envejecer como su dueña. Allí la oían silenciosamente, moviendo su cabeza, con expresión de desconsuelo, la siñá Tona y Roseta, las cuales, a pesar de su íntimo parentesco, vivian con huraña hostilidad, no coincidiendo más que en su despreciativo odio a los hombres. La barca que les servía de madriguera era como un observatorio, desde el que contemplaban lo que ocurría entre las dos familias».

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez



La playa

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