sábado, 1 de agosto de 2020

Y perder la costumbre de beberse en la taberna los cuatro terrones de su herencia

«El caso era que el tal casamiento no acabaría bien. Aquel vejestorio atacado de rabia amorosa estaba destinado a llorar su calaverada. ¡Pequeños iban a ser los adornos!... Todo el pueblo sabía que Marieta tenía un novio, Toni el Desgarrat, un vago que había pasado la niñez con ella correteando por las viñas, y ahora, al ser mayor, la quería con buen fin, esperando para casarse que le entrasen ganas de trabajar y perder la costumbre de beberse en la taberna los cuatro terrones de su herencia en compañía de su amigo el dulzainero Dimoni, otro perdido, que venía a buscarle del inmediato pueblo para tomar juntos famosas borracheras, que dormían en los pajares».

La cencerrada

Cuentos valencianos

Vicente Blasco Ibáñez



Ilustración de Juan González Alacreu para "Cuentos valencianos"


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