«Ya era hora. Don Vicente esperaba en la iglesia, las campanas habían enmudecido y toda la comitiva nupcial salió en busca de la novia; ellas, con su vestido hueco y la mantilla a los ojos, y los hombres, arrastrando sus recias capas azules de larga esclavina y alto cuello, que les ponía rojas las orejas. Todo el pueblo esperaba a la puerta de la iglesia. Algunos parientes de la siñá Tomasa, violando la consigna de familia, estaban allí en última fila, y no pudiendo resistir la curiosidad, se empinaban pies en puntas para ver mejor».
La cencerrada
Cuentos valencianos
Vicente Blasco Ibáñez
Boda valenciana
Estampa. 4 de mayo de 1935
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