«Amparito se sintió tan entusiasmada, que hasta envió una sonrisa amable al cafetín de enfrente, donde el padre de tal obra despachaba cepitas tras el mostrador, mientras su mujer, lavada y peinada como en días de gran fiesta, con los robustos brazos arremangados y delantal blanco, estaba en la puerta sentada ante un fogón, con el barreño de la masa al lado, arrojando en la laguna de aceite hirviente las agujereadas pellas, que se doraban al instante, entre infernal chisporroteo.
Eran los buñuelos de San José, el manjar de la fiesta; como frutos de
oro, colgaban muchos de ellos de un colosal laurel, que recordaba el
Jardín de las Hespérides.
Bien entendía sus negocios el cafetinero. La tal falla iba a acabar con
todo el aguardiente de sus barrilillos, mientras su mujer fabricaba los
buñuelos por arrobas».
Arroz y tartana
Vicente Blasco Ibáñez
Buñolería en Ruzafa
Archivo de Rafael Solaz
https://valenciablancoynegro.blogspot.com/2013/10/la-bunolera.html
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