«Ulises asentía a las reflexiones del cocinero, llevándose a la boca la primera cucharada con gesto interrogante… Luego sonreía, sumiéndose en gastronómica embriaguez. «¡Magnífico, tío Caragol !». Su buen humor le hacía afirmar que los dioses sólo se alimentaban con arroz abanda en su hotel del Olimpo. Lo había leído en los libros. Y Caragol , presintiendo en esto un elogio, contestaba gravemente: «Así es, mi capitán». Toni y los otros oficiales masticaban con la cabeza baja, interrumpiéndose únicamente para lamentar que el viejo se hubiese quedado corto al medir la ambrosía».
Mare Nostrum
Vicente Blasco Ibáñez
Pescadería del Mercado Central. 1972
Subida por Carlos Iborra a VAHG
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