lunes, 5 de febrero de 2018

Pasem de presa, que’l lleó dòrm

«Además, al otro lado del promontorio empezaba el temible golfo del León. Sobre su fondo, que no iba más allá de noventa metros, se alborotaban las aguas a impulsos del vendaval, levantando tantas olas y tan apretadas, que al chocar unas con otras, no encontrando espacio para caer, se remontaban formando torres. 

Este golfo era el rincón más temible del Mediterráneo. Los trasatlánticos, al regreso de un viaje feliz al otro hemisferio, se estremecían con la sensación del peligro, y algunas veces volvían atrás. Los capitanes que acababan de atravesar el Atlántico fruncían el ceño con inquietud.

Desde la puerta del Ateneo, los expertos señalaban las barcas de vela latina que se disponían a doblar el promontorio. Eran laúdes como los que había mandado el patrón Ferragut, embarcaciones de Valencia que llevaban vino a Cette y frutas a Marsella. Al ver al otro lado del cabo la superficie azul del golfo sin más accidentes que una ondulación larga y pesada prolongándose en el infinito, los valencianos decían alegremente: 

— Pasem de presa, que’l lleó dòrm».

Mare Nostrum

Vicente Blasco Ibáñez



Embarcación de vela latina. Playa del Cabañal

Todocolección

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