«Pero toda la desesperación de la pobre mujer no impidió que saliese a luz lo que tan urgente hacía el matrimonio; y a los pocos meses la siñá Tona despachaba copas tras el mostrador, enseñando su pecho voluminoso de vaca rolliza, y agarrada al obscuro pezón una niña blanca, enteca, de ojos azules y cabeza rubia y voluminosa, que parecía una bola de oro».
Flor de mayo
Vicente Blasco Ibáñez
Pescadora con su hijo. 1908
Joaquín Sorolla y Bastida
Óleo. 90,50 x 128,50
Museo Sorolla
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