«Era una alhaja el tal Tonet. ¡Dios mío! ¿A quién se parecía? Era una vergüenza que de padres tan honrados saliese un muchacho así; un pillete que, teniendo en su casa comida abundante, pasaba el tiempo huroneando por cerca de los vapores que venían de Escocia, aguardando un descuido de los descargadores para echar a correr con un bacalao bajo del brazo. Un hijo así iba a ser su castigo. Doce años a la espalda y sin afición al trabajo ni el menor respeto a su madre, a pesar de los rabos de escoba que le había roto en las costillas».
Flor de mayo
Vicente Blasco Ibáñez
Venta de bacalao en el Mercado Central de Valencia
Cortesía de José Navarro Escrich
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