«Tabaco no faltaba, y el tío Borrasca dábase a todos los demonios viendo con qué rapidez desaparecía de los bolsillos de su chaquetón unas veces la alguilla de Argel y otras la picadura de la Habana, según la calidad del último alijo hecho en el Cabañal».
Flor de mayo
Vicente Blasco Ibáñez
Haciendo caliqueños en el Cabanyal. Años 80
Cortesía de José Navarro Escrich
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