«Juntábase con la pillería de la playa, un tropel de chicuelos que no sabían más de sus padres que los perros vagabundos que les acompañaban en sus correteos por la arena; nadaba como un pez, y en verano zambullíase en el puerto, mostrando con impudor tranquilo su cuerpo enjuto y rojizo para coger con la boca piezas de dos cuartos que le arrojaban los paseantes. Presentábase por la noche en la taberna con el pantalón roto y la cara arañada; su madre le había sorprendido varias veces amorrado con delicia al tonelillo del aguardiente, y una tarde tuvo que ponerse el mantón e ir á la capitanía del puerto para pedir con lágrimas y lamentos que le soltasen, prometiendo que ella le quitaría el feo vicio de arañar en el interior de las cajas de azúcar depositadas en el muelle».
Flor de mayo
Vicente Blasco Ibáñez
Puerto de Valencia
Todocolección
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