«A la caída de la tarde, por los caminos hondos y rojizos, bordeados de naranjos que cortan con su follaje la mancha incandescente de la puesta del sol, se ve pasar alguna muchacha que regresa de la fuente, con el busto erguido, los codos pegados al talle, sobre la cabeza el cántaro inmóvil, esbelta y con un paso rítmico, como una canéfora helénica. Para ahuyentar el miedo que la infunden la soledad del campo y la noche que llega, canta en el silencio del crepúsculo y sale de sus labios inconscientes el himno amoroso de Segismundo junto al árbol de la choza prehistórica, el fresco «Canto de la primavera»..., sin que la pobrecilla sospeche, ni remotamente, que ha existido Wagner».
Alma valenciana
Vicente Blasco Ibáñez
Vida en la huerta valenciana. 1917
Francisco Roglá López
Donación Familia Roglá
http://bivaldi.gva.es/
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