Llegada de los restos de Blasco Ibáñez a Valencia. Vídeo
«El 28 de enero de 1928 fallecía Vicente Blasco Ibáñez en Mentón (Francia), en su villa de Fontana Rosa, pero habría que esperar cinco años para que sus restos regresaran a Valencia, tal y como era su deseo. Fue el día 29 de octubre de 1933, con la II República española ya instaurada desde hacía dos años, cuando llegaron los restos mortales del escritor valenciano a bordo del acorazado Jaime I, buque insignia de la armada española, para descansar definitivamente en su ciudad natal.
El traslado de los restos fue todo un acontecimiento para la Valencia de principios del siglo XX y el resultado de una organización y coordinación que comenzó con la creación del Comité Pro Traslado de los Restos de Blasco Ibáñez a su ciudad natal y en la que se involucró el Gobierno de la República.
El BOE, en su Decreto de 26 de octubre de 1933 publicaba que sería una División Naval la que se encargaría de recoger los restos y los honores que, en forma de salva de 19 cañonazos, recibiría el féretro. Además otro Decreto de 28 de octubre del mismo año señalaba que al escritor fallecido, desde su llegada a Valencia, se le rindieran los honores militares que las Ordenanzas señalaban para el cadáver de un Ministro civil que falleciera en el ejercicio de su cargo y una Orden circular designaba el 28 de octubre como fecha de entrega de los restos a Valencia.
Dos expediciones, una por mar y otra por tierra, partieron desde España. La primera, en tren desde Valencia, salió el domingo 22 de octubre. Hicieron noche en ruta, descansando en los coches-cama hasta las 8, hora en la que llegaron a Barcelona. Allí enlazaron con el exprés directo a Francia, concretamente a Marsella, donde llegaron a las 21 horas. Al día siguiente, se recorrieron los kilómetros restantes hasta Mentón, donde quedaron alojados en el Hotel Des Anglais, situado en la orilla del mar y cerca de Fontana Rossa.
La segunda Expedición, capitaneada por el Ministro de la Marina, Sigfrido Blasco y el Alcalde de Valencia zarpó desde Cartagena a las 11.10 horas del 24 de octubre con los buques encargados de transportar los restos desde Francia a Valencia.
El mismo día que zarpó la delegación española, a las 7 de la tarde en Mentón, comenzaron los actos oficiales. Se trasladó el féretro que encierra los restos mortales de Blasco Ibáñez desde el cementerio de Mentón al gran salón de fiestas del Ayuntamiento. Allí el féretro fue expuesto sobre amplio catafalco y le dieron guardia de honor, los Scouts des Eclaireurs Francais, miembros de la Societé de Gimnastique, de la Liga de los Derechos del Hombre de Mentón y la delegación española. Los restos se pudieron visitar hasta el mediodía del jueves 26 de octubre.
Esa mañana, los restos se trasladaron frente al Ayuntamiento, donde a las tres de la tarde dio comienzo la ceremonia de traslado de los restos. Sonaron el himno francés y español y el presidente del Comité francés pro restos de Blasco Ibáñez Mr. Laurens y el alcalde Mr. Camaret pronunciaron sus discursos.
Terminado el acto 12 marinos españoles y 12 franceses condujeron el féretro hasta el embarcadero del puerto, pasando por todas las grandes vías de Mentón.
En el puerto les esperaba los acorazados Jaime I y los barcos Churruca y Alcalá Galiano. Los restos del escritor valenciano se embarcaron en el Jaime I con los honores establecidos.
Ya en Valencia una comitiva presidida por el presidente de la República Niceto Alcalá Zamora y multitud de personalidades, entre las que se encontraban Alejandro Lerroux y Francesc Macià, inauguraron un acto multitudinario con la que Valencia recibió los restos mortales de Blasco Ibáñez. A a las 9 de la mañana del 28 de octubre de 1933 arribaban al puerto de Valencia el acorazado Jaime I y los destructores Churruca y Alcalá Galiano.
A las 10 de la mañana se desembarcó el féretro sobre el muelle de Poniente. En el momento de tocar tierra, soltaron 20.000 palomas. En marcha la comitiva fúnebre, el féretro fue llevado por marineros valencianos hasta su llegada a la Avenida del Puerto, donde fue tomado a hombros por grupos de veinte hombres pertenecientes al partido que Blasco fundó.
La comitiva hizo el siguiente recorrido por las calles de la capital: Avenida del Puerto y puente de Aragón, (dónde cruzado el puente se incorporó la comitiva de honor, presidida por el Presidente de la República) continuó por la plaza Bolivar, Avenida de Navarro Reverter, plaza de la República, calle de Colón, calle Játiva, Avenida de Nicolás Salmerón y plaza de Emilio Castelar (donde desde los balcones y tribunas instaladas despidieron el duelo familiares y autoridades). La comitiva continuó por la Avenida Blasco Ibáñez, Avenida de Pablo Iglesias, plaza del Mercado hasta la Lonja, en cuyo Salón Columnario se instaló la capilla ardiente. Por ella, durante la semana que estuvo instalada, desfilaron autoridades, familiares y centenares de valencianos que quisieron rendir homenaje al escritor.
El domingo 5 de noviembre, a las 10 de la mañana, fueron trasladados los restos desde la Lonja hasta el Cementerio municipal, pasando por su casa natalicia (Calle Flor de Mayo) y por la redacción de EL PUEBLO (Calle don Juan de Austria)».
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